El Grupo Cochrane de Enfermedades infecciosas ha elaborado docenas de revisiones sobre la prevención y el tratamiento del paludismo. Éstas incluyen intervenciones tomadas por las personas, como fármacos, así como algunas a nivel del medio ambiente. Una de ellas analiza las modificaciones en el hogar para prevenir el paludismo, y en este podcast se habla acerca de la importancia de su actualización en octubre de 2022 y de sus conclusiones.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García y locutado por Elisenda Parellada del Centro Cochrane Iberoamericano.
El Grupo Cochrane de Enfermedades infecciosas ha elaborado docenas de revisiones sobre la prevención y el tratamiento del paludismo. Éstas incluyen intervenciones tomadas por las personas, como fármacos, así como algunas a nivel del medio ambiente. Una de ellas analiza las modificaciones en el hogar para prevenir el paludismo, y en este podcast se habla acerca de la importancia de su actualización en octubre de 2022 y de sus conclusiones.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García y locutado por Elisenda Parellada del Centro Cochrane Iberoamericano.
El paludismo es una enfermedad parasitaria potencialmente mortal transmitida por mosquitos hembra del género Anopheles. Una de sus formas, el Plasmodium falciparum, es responsable de la mayoría de las muertes por paludismo, y el 96% de ellas se producen en África. Aunque el paludismo se puede prevenir, la Organización Mundial de la Salud informa que los avances generales en su control parecen haberse estancado por primera vez desde principios de este siglo, y esto se ha visto agravado por la pandemia de covid-19. En el África subsahariana, los principales vectores del paludismo son endofílicos (descansan y habitan en interiores), endofágicos (pican en interiores) y nocturnos. Estas características hacen que la mayor parte de la transmisión del paludismo se produzca en los interiores por la noche.
Las personas han utilizado telas metálicas como mosquiteras en sus viviendas para protegerse de los insectos voladores desde antes de que se supiera que los mosquitos transmitían el paludismo, y un estudio publicado en 1901 entre trabajadores ferroviarios de Italia demostró los beneficios de la protección mecánica de las viviendas mediante técnicas sencillas de mosquiteras combinadas con la cobertura de la piel expuesta y el uso de fármacos antipalúdicos. Las familias del estudio experimentaron menos fiebre en comparación con el año anterior, en el que no se realizaron modificaciones en las viviendas. Desde entonces, varios estudios han investigado cómo se pueden modificar las casas para prevenir el paludismo, ya sea mediante modificaciones en las viviendas ya existentes, como la protección de ventanas, puertas y aleros, o en el diseño, los detalles y las especificaciones de los materiales de las viviendas nuevas. Esto podría incluir la construcción de casas más altas donde los mosquitos no puedan entrar en los niveles superiores.
Esta actualización de la revisión se centró en las modificaciones de las viviendas ya existentes y se identificaron siete ensayos que investigaron el efecto sobre el paludismo. Todos los estudios utilizaron el cribado como intervención. Un estudio también sustituyó los tejados de paja por tejados metálicos, y otro añadió a la mosquitera la instalación de tubos en los aleros para atraer y matar a los mosquitos. Estos estudios se realizaron en toda el África subsahariana y reclutaron tanto a adultos como a niños.
Cinco de los estudios informaron del efecto de las modificaciones en la prevalencia de parásitos en la sangre de las personas que vivían en las viviendas modificadas. Los resultados combinados sugirieron que las modificaciones probablemente reducen la prevalencia de parásitos en alrededor de un 30% en comparación con las viviendas no modificadas. Se observó un efecto muy similar en el caso de la anemia, a menudo causada por el paludismo en estos entornos, sobre todo en los niños. Los resultados combinados de tres ensayos sugirieron que las modificaciones en el hogar reducen la prevalencia de la anemia en un 30%.
Otro desenlace importante de esta revisión fue la incidencia del paludismo clínico. Tres ensayos informaron sobre este desenlace, pero la heterogeneidad sustancial entre ellos hizo que no se agruparan sus hallazgos y sus resultados variaron entre un aumento del 68% en las viviendas examinadas y una disminución del 62%. Un aumento tan grande en la incidencia de paludismo es inesperado, y cuando se evaluaron los resultados mediante el método GRADE, hubo dudas acerca de las medidas indirectas de los hallazgos y se calificaron como evidencia de certeza muy baja. Por último, la agrupación de los resultados de cuatro ensayos que informaron sobre la densidad de mosquitos adultos capturados en interiores por la noche, indicó que las modificaciones de las viviendas pueden reducirla.
En resumen, esta actualización de esta revisión añade evidencia sustancial a la versión anterior y apoya los hallazgos de otros metanálisis sobre la efectividad de las modificaciones en el hogar para prevenir el paludismo. Los ensayos muestran que las modificaciones de las viviendas ya existentes, en particular las técnicas sencillas como el cribado, pueden proteger contra la anemia y pueden reducir la prevalencia del parásito tanto en niños como en adultos. Es probable que el éxito de las modificaciones se vea afectado por los beneficios percibidos por los usuarios, el coste de la aplicación y la capacidad de los propietarios de introducir las modificaciones por sí mismos.
Si desea leer esta actualización y estar atento a futuras actualizaciones en caso de que se realicen nuevas investigaciones, está disponible gratuitamente en la Biblioteca Cochrane. Sólo tiene que ir a la página web y buscar 'Modificaciones en la vivienda y paludismo' para encontrarla.