La artrosis es el tipo más común de artritis y hay revisiones Cochrane de muchas intervenciones que se podrían utilizar para tratarla. En octubre de 2022 se agregó una nueva revisión de los efectos del uso de terapias adicionales junto con el ejercicio terapéutico sobre una superficie para la artrosis de cadera o rodilla. En este podcast se habla sobre la importancia de la revisión y sus hallazgos.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García del Centro Cochrane Iberoamericano y locutado por Orlando Cerón Solís del Centro Cochrane Asociado de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La artrosis es el tipo más común de artritis y hay revisiones Cochrane de muchas intervenciones que se podrían utilizar para tratarla. En octubre de 2022 se agregó una nueva revisión de los efectos del uso de terapias adicionales junto con el ejercicio terapéutico sobre una superficie para la artrosis de cadera o rodilla. En este podcast se habla sobre la importancia de la revisión y sus hallazgos.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García del Centro Cochrane Iberoamericano y locutado por Orlando Cerón Solís del Centro Cochrane Asociado de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La artrosis es un tipo de artritis, que a menudo se describe como una artritis degenerativa, en contraposición a una artritis inflamatoria, como la artritis reumatoide. Es el tipo más común de artritis y la padece una de cada diez personas mayores de 60 años. Afecta sobre todo a las articulaciones de la rodilla, la cadera y la mano, pero también puede afectar otras articulaciones del cuerpo. El síntoma más importante es el dolor, que puede afectar la funcionalidad y las actividades cotidianas, como caminar, subir y bajar escaleras, participar en aficiones, realizar actividades físicas, practicar deportes, trabajar y la vida diaria en general. El dolor también puede estar presente por la noche, afectando el sueño. En definitiva, la artrosis puede afectar negativamente la calidad de vida de la persona y su capacidad para vivir lo mejor posible.
Las terapias adicionales son terapias que se utilizan junto con los tratamientos básicos o de primera línea, como el ejercicio terapéutico y la educación. Incluyen otras como la terapia manual (con las manos), las terapias psicológicas, la acupuntura, las intervenciones dietéticas para el control del peso y el uso de la terapia de calor o frío. También pueden incluir tratamientos farmacológicos y suplementos, como la glucosamina, pero no se han incluido en esta revisión.
Se sabe, por revisiones Cochrane previas, que en la artrosis de rodilla o cadera el ejercicio reduce el dolor y aumenta el funcionamiento físico, y se recomienda ampliamente como tratamiento básico o de primera línea para la artrosis. También se han realizado numerosas revisiones Cochrane de terapias adicionales en las que se tiene interés, como el calor, el frío, la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (ENET), los ultrasonidos; pero como terapias independientes y, en realidad, rara vez se administran solas. En cambio, se pueden utilizar junto con un tratamiento de primera línea, como el ejercicio terapéutico y, por lo tanto, esta revisión se centró en los efectos beneficiosos adicionales cuando estos tratamientos se utilizan junto con el ejercicio terapéutico sobre una superficie (es decir, ejercicios en tierra en lugar de en el agua), para la artrosis de cadera o rodilla.
Sobre este tema hay muchos estudios de investigación. Se identificaron 62 ensayos con algo más de 6500 participantes realizados en 24 países. Uno de ellos incluyó a personas con artrosis de cadera o rodilla, otro sólo a personas con artrosis de cadera y los otros 60 ensayos se limitaron a personas con artrosis de rodilla. Casi todos los estudios se centraron en desenlaces como el dolor y el funcionamiento físico, y la mayoría midió estos resultados justo después de finalizar el tratamiento o durante los seis meses siguientes. Pocos midieron la evolución de los participantes a los seis o 12 meses después, lo que es importante saber en el caso de una enfermedad crónica como la artrosis.
La calidad varió mucho entre los ensayos, lo que afecta la certeza de la evidencia, en particular en relación con el cegamiento de los pacientes y los proveedores del tratamiento. En algunas terapias, como es el caso del láser o los ultrasonidos, la máquina puede estar encendida pero desactivada para que el paciente no sepa que no está recibiendo una dosis activa, pero, en general, cegar a los pacientes y a los proveedores del tratamiento para que no sepan lo que está recibiendo un paciente puede ser muy difícil, en comparación con los ensayos farmacológicos en los que se puede dar a un paciente un medicamento ficticio o placebo. Por ejemplo, si el proveedor del tratamiento es una parte inherente de la administración del tratamiento, como ocurre con las intervenciones psicológicas o la terapia manual, es muy difícil cegarlos a ellos y al paciente. Esto hizo que sólo 22 de los ensayos tuvieran un tratamiento adicional con placebo. También hubo otros elementos del diseño de los ensayos, como la asignación al azar, que se hicieron mal o no se explicaron bien en los informes de los ensayos.
En el caso de los resultados de la revisión más importantes, empezando por los ensayos controlados con placebo, cuando se compararon las terapias adicionales con ejercicio frente a la terapia adicional con placebo más ejercicio idéntico, se encontró que las diferencias en el dolor y el funcionamiento físico no eran clínicamente significativas en los seis meses posteriores al tratamiento y muy pocos de estos estudios midieron otros desenlaces como la calidad de vida.
Cuando se compararon las terapias adicionales con ejercicio frente al ejercicio solo, también se observó que las diferencias en el dolor o el funcionamiento físico no eran clínicamente importantes. Sin embargo, cinco estudios mostraron que la mejoría general del estado de salud, según la valoración de los pacientes, fue significativamente mayor con la terapia adicional.
Con respecto a la seguridad sólo ocho de los 62 ensayos midieron los episodios adversos (perjudiciales no deseados). Los más frecuentes fueron el aumento del dolor, la rigidez o la inflamación, y el número de episodios adversos cuando se utilizaron las terapias adicionales con ejercicio fue similar al de cuando se utilizaron las terapias simuladas con ejercicio. Sin embargo, en general no estuvo claro si un episodio adverso notificado se debía al ejercicio terapéutico o a la terapia adicional o, incluso, si estaba directamente relacionado con el tratamiento.
Cuando se analizan todas las terapias en los 62 ensayos que se incluyeron, el uso de las terapias adicionales junto con el ejercicio terapéutico sobre una superficie para la artrosis de cadera o rodilla no produjo una mejoría añadida en el dolor, el funcionamiento físico ni la calidad de vida en comparación con el ejercicio solo en los seis meses posteriores al tratamiento. Sin embargo, puede haber un leve efecto clínico beneficioso de las terapias adicionales más ejercicio en comparación con el ejercicio cuando se trata de la evaluación global informada por el paciente, pero esto se basó en un escaso número de estudios. Para los estudios de investigación, sería bueno contar con un seguimiento a más largo plazo, porque la mayoría de los estudios hasta la fecha sólo han evaluado los efectos a corto plazo, con poca evaluación más allá de los seis meses.
Si desea leer la revisión la encontrará disponible en línea en la Biblioteca Cochrane al hacer una búsqueda de "terapias adicionales para la artrosis".